domingo, 18 de septiembre de 2011

Capítulo 3. Lies. Lover Forever.

Escritora: Hadas de los bosques, siento haber tardado en subir. A partir de ahora intentare subir uno por una semana o dos, ya que sabeis que son largos. Me he cambiado el Tuité, ahora soy @LovegoodGD ¿Ok mis amores? Os espero en el cuatro, y gracias por comentar y votar seguir haciendolo. <3




Capítulo 3

Unos ojos azules eléctrico centelleaban.

Danny: Si, yo otra vez.
Yo: Ahora solo te falta que digas que ha sido una casualidad.
Danny: Es que ha vuelto a ser una casualidad.

Suspiré. Después de todo lo que me había pasado, no me apetecía tener una razón más para agotar todas mis fuerzas. Discutir con alguien que no me importaba.
Me quedé callada esperando  que Danny no hablara y aunque estuviera justo al lado mío, me dejara pensar tranquila, aunque era evidente que teniéndolo al lado no iba a estar igual que si estuviera sola.

Para mi sorpresa Danny no habló, pero siguió sentado en el banco. No sabía si para esperar a que hablara y echarme una vacilada o solo para fastidiarme. Me daba igual, yo iba a pasar de el.

Comencé a intentar descifrar desde que momento había tenido los mareos y desde cuándo me había sentido observada por alguien. Todo había comenzado después del sueño, al día siguiente de que volviera de mi trabajo como azafata. ¿Pero porque razón me había sucedido todo aquello?

Sentía como unos ojos azules me observaban constantemente. Unos ojos azules eléctrico exactamente. Giré mi cabeza y observé a Danny con el pulso acelerado. Ya no solo me seguía sino que me observaba en mi propia casa y todos los días. Él tenía los ojos exactamente de ese color.

Yo: Tú… ¿has sido tú el causante de mis dolores de cabeza?
Danny: ¿De qué estás hablando?
Yo: Lo sabes perfectamente, no me mientas.
Danny: __(tn) creo que tienes paranoias conmigo.
Yo: No, no. Tú estás todos los días detrás de mi casa o dónde sea espiándome. Te he visto.
Danny: Que es imposible. Tú y yo solo nos hemos visto tres veces. En el avión, en el supermercado y ahora. Tú y yo no nos hemos visto más veces.

No me lo creía, pero me lo decía tan convencido que no sabía que responder. Estaba segura de que era él, sus ojos eran inconfundibles.

De repente otra teoría vino a mi cabeza. Las cosas extrañas me habían empezado a pasar justamente el día en el que yo lo había conocido a él. Justamente ese día había soñado con aquel tipo, con el que todas las noches soñaba pero nunca alcanzaba ver quién era.

Yo: Danny…
Danny: ¿Qué? ¿Otra vez me vas a decir que si te he seguido? Oh vamos __(tn) hoy nos hemos encontrado en este parque porque suelo pasear por aquí. Mi casa está cerca.
Yo: Danny no es eso…
Danny: ¿Entonces qué es?
Yo: ¿Danny eres mago?

En ese momento si que había quedado en ridículo.
Danny comenzó a reírse de una forma un tanto exagerada, yo sin embargo no podía reír. Todas las cosas que me estaban pasando tenían que tener una razón mágica, o eso, o que me estaba volviendo loca.
Después de unos segundos dejó de reír. Y me miró aún con la boca seca de tal ataque que le había dado hacía un momento.

Danny: ¿Por qué dices eso?
Yo: Si te lo cuento, me ibas a llamar pirada. Además como voy a confiar en ti, si eres un acosador.
Danny: Primero, no soy un acosador. Segundo, confiar en mi puedes, si quieres claro.

Estaba ya tan preocupada que necesitaba contárselo a alguien que no fuera ni a mis amigos, que me creerían loca de verdad, ni a esa Señora vieja de antes, que solo me había dado más quebraderos de cabeza con aquella frase: Siento como si alguien maligno en un futuro próximo quisiera apoderarse de ti.

Yo: Sueño con un hombre todos los días, al que nunca le veo la cara. Pero en el mismo sueño, yo me quiero acercar a él.
Danny: ¿Y sabes quién es él?
Yo: No, como te he dicho nunca llego a verle la cara. Siempre tropiezo antes.
Danny: Pero eso no es tan extraño. Quizás tu subconsciente ha creado ese sueño porque necesitaba algo de acción. Es muy normal.
Yo: Pero eso no es todo; hay más cosas.
Danny: ¿Cómo qué?
Yo: Siento como si alguien me observara y a veces me mareo, pero mientras estoy mareada por alguna razón me siento protegida. Como si alguien velara por mí.

Danny se quedó pensativo. Debía estar pensando que estaba muy pa’ allá, y tenía toda la razón si lo pensaba, si es que lo pensaba hasta yo.
Ahora seguro que se iría corriendo y llamaría a un manicomio. Pero en vez de eso, me miro a los ojos, y con sus rizos en movimiento a causa del viento me preguntó algo:

Danny: ¿Desde cuándo te pasa eso __(tn)
Yo: Desde que llegué. Desde el día después que te conocí. ¿Acaso sabes lo que puede ser?

Se quedó pensativo, ¿También le podría estar pasando a el? Igual yo no era la única, igual el sabía por qué.

Danny: No. Y ahora me tengo que ir.
Yo: ¿Qué?
Danny: Nos vemos pronto. Espero.
Yo: Pero espera…

Danny se levantó del banco y seguidamente comenzó a correr hacía la otra dirección por la que la vieja había desaparecido. Me había dejado sola, y con las mismas dudas de antes.
Aunque yo seguía pensando lo mismo.
Danny era el que me observaba. Danny era el único chico que conocía con aquellos ojos.

**
Ya habían pasado unos días desde aquello, desde el día en que me había encontrado a la vieja y a Danny en el banco. Lo mejor de todo es que ya volvía a estar bien después de todo. Ni dolores de cabeza, ni sueños, ni mareos ¡nada! Por alguna extraordinaria casualidad todo había desaparecido de inmediato.
Mi móvil comenzó a sonar y fui corriendo a cogerlo dejando al lado mis pensamientos y mi desayuno en un lado de la mesa. Esa mañana estaba desayunando café y magdalenas, pero esa ahora ya daba igual ya que mi móvil ahora estaba en mi mano.
Sin mirar quién era lo cogí.

Yo: ¿Si?
**: __(tn) Soy yo.
Yo: ¿Y se puede saber quién es yo?
**: ¿Quién va a ser yo más que el magnífico y guapo Dean?
Yo: Ya sabía yo que nadie podía saludarme así más que tú.
Dean: Tranqui, que ya sé que no quieres.
Yo: Si Dean, ya pasó…. Bueno ¿Para qué me llamabas tan temprano?
Dean: Pues mira… es que desde que llegaste… aún no nos hemos visto y bueno Wanda y Amanda me han dicho que estás muy guapa.
Yo: ¿Ah sí?
Dean: ¡Sí! ¿Querrías…quedar conmigo esta tarde para ir a comer algo? Yo qué sé ¿Un perrito caliente por ejemplo?

Los ojos se me pusieron como platos, yo nunca había comido ningún perrito caliente. Siempre me había ido a sitios demasiado caros comparados con eso. Ni los había probado. Me apetecía y me apetecía hacerlo justo ese día.

Yo: ¡Claro! Claro que sí que quiero.
Dean: ¡Oh si! ¡Toma esa! ¡Genial nena!
Yo: No me llames nena, ya sabes que no me gusta.
Dean: Por eso lo he dicho, para fastidiarte.
Yo: Tonto…
Dean: Estúpida, esta tarde te paso a recoger a las cuatro, estate preparada ¿Vale?
Yo: Si.- Contesté, pero ya había colgado.

Después de terminar la llamada, acabé de desayunar rápidamente muy ilusionada e inquieta, aun no me creía lo que iba a hacer. Y aparte ¡Por fin iba a ver a Dean! Aunque lo que me había dicho de Wanda y Amanda era bastante raro ya que hacía unos días que no me veía con ellos. Después de la discusión en mi casa, el primer día que nos habíamos visto, después de haber vuelto las cosas estaban muy tensas, mucho más que eso. Por eso era mejor no quedar.

El día pasó rápido sin nada que hacer. Hablé por teléfono con unas cuantas amigas ¡Ah sí! Y compré una televisión por internet, de la mejor calidad. Siempre me había gustado ver películas estando como en el cine. Quizás eso era uno de mis hobbies.

La casa estaba hecha un asco, pero Justin, el jardinero, ya había vuelto y me cuidaba el jardín que si que estaba bien. Yo ya no salía nunca sola desde que me había mareado por primera vez allí. En la casa echaba mucho de menos a Lupita, mi limpiadora y ayudante de llevar la casa y la limpieza. Yo nunca había tenido que limpiar y eso era un gran palo para mí en esos días estando sola. Pero sabía que pronto íba a volver y eso me animaba a por ejemplo fregar los bajillos, en los que siempre quedaban restos de comida.

Al rato, cuando ya caso era la hora en que había quedado con Dean subí hasta mi habitación para cambiarme de ropa, tenía que ir muy guapa y deslumbrarle, di de verdad le habían dicho Amanda y Wanda eso no quería quedar mal.

Abrí mi gran armario lleno de ropa y zapatos y como no sabía que ponerme me quedé pensando un rato. Al poco tiempo una bombilla se iluminó en mi cabeza. Me iba a poner aquella falda tan bonita que me había comprado en Italia, cuando era azafata. Era de color azul y brillaba con luz propia. Iba a estrenarla por una buena causa.
Pronto terminé de vestirme. Camiseta blanca básica; aquella falda tan bonita que me había costado un pastón; un cinturón a juego y por ultimo unas bailarinas también de color blanco para que hicieran juego con la camiseta.
Tocaba el pelo. Decidí dejarme suelta la melena lisa y suelta. Me gustaba mi color tan rubio y tan guay. Después me pinté con una sombra de ojos del color casi de mis ojos y finalmente los labios con un pintalabios rosa.

¡Ya estaba! ¡Perfecta! Solo quedaba esperar a que el viniera. Así que aún quedaba un tiempo para mirarme en el espejo. En cuanto estuve delante de él, no pude evitar comenzar a reírme yo sola. Parecía completamente una barbie en persona, de esas de los anuncios de juguetes. No podía tampoco, evitar sonreír a mi reflejo en el espejo me veía guapa, muy guapa y eso me agradaba mucho.

De un momento a otro, comenzaron a llamar a la puerta.

Colocándome bien la falda y el pelo corrí hasta la puerta principal de la casa para abrir a la persona que llamaba. Cuando ya la había abierto sin mirar ni si quiera me tiré encima del que había llamado, supuestamente Dean, mi mejor amigo, pero eso ya lo sabéis.

Yo: ¡DEAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAN! ¡JOLIN QUE DE TIEMPO!
Dean: ¡Siiiiiiii! ¡Un montón joder! Esta preciosa como suponía.- Dijo mientras mis mejillas se ponían rojas a la vez que nos separábamos y me miraba de arriba abajo.
Yo: Wooo y tú estás muy fuerte.
Dean: Si, es que ahora voy al gimnasio, todas las semanas. Si antes era un cañonazo mirame ahora, vuelvo loco a las tías.- Me contó sonriente.
Yo: Sigues siendo el mismo narciso de siempre.
Dean: Y el guapo también.
Yo: Oh cállate ya.¬¬
Dean: Jaja, ya veo que sigues como siempre.
Yo: No, he cambiado, ahora voy a estudiar en serio cuando empiece la carrera.
Dean: ¿Qué? Pensaba que a ti no te iba estudiar…
Yo: Si, voy a ser veterinaria.

Ví como se tapaba la boca y después no podía aguantarse una gran carcajada.

Dean: Tú…. ¿Con los animales? PUAJAJAJAJAJAJA.
Yo: En serio, que es verdad ¿Por qué todos os reis?
Dean: Porque con lo pija que eres tú es un poco imposible.

Enarqué una ceja.

Yo: ¿Yo pija? Pero… si voy a comer unos perritos calientes contigo.
Dean: Que graciosa estás, anda vámonos ya….

Si, era mejor pasar del tema, porque por lo que podía observar Dean iba a opinar como Amanda y como Wanda y no quería enfadarme con él.

Comenzamos a pasear por las calles del mes de mayo en Londres. Estaba soleado comparado con otros días, pero corría un fina brisa que te dejaba helado, pero con la chaquetilla que me había cogido en el último momento se estaba bastante bien.

Andábamos contando todo lo que habíamos hecho en estos últimos tres meses, que para mí se habían pasado volando literalmente. El no había hecho mucho, por eso hablaba menos que yo, que hablaba por los codos contándole todas mis aventuras por todo el mundo.

Yo:… Y entonces Pet se puso un calcetín en la cabeza.
Dean: ¿Te gusta ese tal Pet…?- Preguntó serio.
Yo:… mm, no, es un gran amigo, o lo era. No sé. El caso es que es gay.
Dean: A vale me quedo más tranquilo…
Yo: ¿Cómo que te quedas más tranquilo?

Se acercó hasta mí y me apartó con la mano el pelo.

Dean: Porque tú eres solo mía, de nadie más, recuérdalo…

Después de decirme eso y ponerme los pelos de punta me dio un beso en la mejilla dejándome aún más parada de lo que estaba. ¿Qué estaba pasando? Solo éramos amigos, o eso creía ¿Por qué se comportaba de esa forma tan extraña?
Sentía como si en mi tripa hubiera mariposas.

Se apartó y a continuación seguimos andando tan tranquilamente como antes, como si no hubiera pasado nada. Pero yo seguía dándole vueltas.
Poco después del paseo nos sentamos a comer los perritos calientes que nos acabamos de comprar en un puesto en puro centro de Londres.

Dean se quedó muy concentrado mirando hacía algún lado y yo comía mi perrito intentando no mancharme cuando de repente giró la cabeza y me miró directamente a los ojos.

Dean: Oye __(tn)… ¿Conoces a algún chico rubio con flequillo, ojos marrones y un hoyuelo en la mejilla?
Yo: No ¿Por?
Dean: ¿Y a otro con el pelo rizado, ojos azules y dientes grandes?

La cabeza comenzó a darme vueltas. ¡Claro que conocía a alguien así! Y no muy bien, pero no quería que fuera él. Me lo había quitado de encima. No quería que volviera a mi vida, si no otra vez volvería a sufrir.

Dean: __(tn) ¿Lo conoces o no?
Yo: Emm… no, no…
Dean: Pues se están acercando. Los dos.

Escondí la cabeza con el bolso, pero me fue imposible. Cada vez oía los pasos más cerca. Dean ni se inmutaba, seguía tan normal como antes.

Danny: ¡__(tn)! ¡Cuánto tiempo!

Aparte un poco el bolso dejando visibles solo mis ojos para poder verle, pero nada más. Estaba muy nerviosa ¿Otra vez persiguiéndome?

Yo: emm, si ¡Hola!
Dean: Entonces… ¿Os conocías?
Yo: N...- No me dio tiempo a contestar, Danny me cortó.
Danny: Bueno, se podría decir que sí.
Dean: ¿No será tu novio __(tn)?
Danny comenzó a carcajearse, el chico que le acompañaba sonrió y Dean los miró extrañado. ¿Por qué en vez de ayudarme a salir de esta preguntaba esa cosa estúpida? Comenzaba a creer que estaba muy interesado en mi vida personal.

No podía articular ni una palabra.

Danny: ¿Novios? Qué va… Solo ¿Amigos?
Yo: No…-Dije bajando mi bolso y dejando al descubierto mi cara.
Danny: ¿Cómo que no?

Me levanté con fuerza. Tenía que explotar ya. Estaba bien con Dean, sin ningún dolor de cabeza. ¿Por qué volvía  a aparecer?

Yo: ¡TÚ Y YO NO SOMOS AMIGOS! TÚ Y YO NO NOS HEMOS VISTO NUNCA.